¡Oh là là!

 Recorrer los pueblos de la costa mediterránea del sur de Francia, respirar flores de lavanda, inhalar mar y viñedos.

El estilo provenzal como dice su nombre viene de la Provenza francesa, inspirado en casas confeccionadas con piedras de la zona, ventanas de madera y techos de vigas, una arquitectura tan acorde al lugar que parece que hubiera crecido orgánicamente de esa misma tierra.

Una estética que busca que el exterior de la naturaleza se funda en el interior de la casa, un estilo basado en la tradición rural francesa, con mobiliario que traspasa generaciones.

Su interiorismo se conforma por una gama cromática con tonos blancos, beiges y pasteles, colores que dan mucha luz, espacios luminosos donde el efecto principal es el romanticismo.

¡Lo romántico es la clave de la supervivencia provenzal!

Cada mueble está ornamentado, tallado y esculpido con muchos detalles, lo antiguo se revaloriza, siendo la restauración, el corazón del estilo provenzal.


El tiempo cíclico permite adentrarnos aún más en el mobiliario, aquí las pátinas de pintura desgastada adquieren un rol importante, dándole al mueble un acabado imperfecto, pintura decapada que resalta aún más cada detalle, muebles que cuentan historias, historias que componen relatos, relatos que concluyen dándole vida al mueble.

En cuanto a la decoración, se incluyen flores y frutos secos, utilizando lo romántico de la naturaleza. En la altura son vitales las lámparas de estilo francés, los candelabros y espejos, las cortinas y sillones tienen estampados florales o con rayas en tonalidades pálidas. 

Es una locura la elegancia sencilla que éste estilo imposta, un habitar que te sumerge en el romanticismo mediterráneo de los campos franceses.

¡Un estilo cuyo espíritu habla con aroma!